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Historia de la fundación

La Fundación Isla Maciel nace en el año 2011 a partir del trabajo realizado durante años por la Parroquia Nuestra Señora de Fátima. Este lugar históricamente excluido de Argentina, de Buenos Aires, de Avellaneda, del Dock Sud, es nuestro lugar de tareas y esfuerzos, pero también de mates y esperanzas.

Entre avances y retrocesos la meta de lograr una vida digna para todas y todos sigue constituyendo nuestro gran desafío a enfrentar.

Algunos hitos en nuestra trayectoria

Hace algunos años con la ayuda del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación se organizó una cooperativa textil, que da trabajo a madres solas y otras personas que difícilmente conseguirían empleo en el mercado formal –el cual, como es sabido, suele buscar a la persona técnicamente más competente y no a la que más necesita el trabajo.

En este sentido, se dieron los primeros pasos en dirección a la práctica de la Economía Social y Solidaria, en el marco de la cual se realizan hoy varias actividades.

Con esta iniciativa comenzó a generarse trabajo y un pequeño pero digno ingreso, y las cooperativistas pudieron correr el foco de su atención a las características de sus viviendas, en la gran mayoría de los casos, absolutamente precarias. Así nació Casitas de Belén, un programa de micro-créditos basados en la confianza y la solidaridad destinados al mejoramiento y refacción de dichas viviendas.

Poco a poco fueron acercándose diversos profesionales, principalmente arquitectos e ingenieros, en muchos casos animados por queridos amigos de la casa, como el periodista Reynaldo Sietecase y el artista-arquitecto Roberto Frangella, quienes siempre han apoyado a nuestra comunidad. Tanto que a partir de ellos se pudo acceder en el año 2014 al Mejor Vivir, un programa del entonces Ministerio de Planificación de la Nación, con los mismos objetivos de refacción y ampliación apuntados anteriormente pero con mayor disponibilidad de recursos. Programa actualmente en revisión por las nuevas autoridades.

Asimismo, se plasmó la unión a la red Fotivba -Foro de Tierra y Vivienda de la Provincia de Buenos Aires- con el objetivo de luchar por un acceso igualitario a la tierra, la cual debería dejar de ser un lujo y un negocio para unos pocos para constituirse en la materialización de un derecho para todos.

Otro problema pendiente de solución era encontrar un lugar en el cual poder dejar a los chicos en ausencia de los padres o en contra-turno de la escuela. El jardín municipal no daba abasto. Con la ayuda de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Gobierno Nacional, se creó la Casa del Niño Eva Perón en el año 2013 para los chicos de mamás que trabajan o que se encuentran en situación de vulnerabilidad social. Se generó así un espacio de juegos, deportes y apoyo escolar en el cual los niños y niñas y adolescentes son estimulados a canalizar sus habilidades expresivas, cognitivas, sociales, etc. Desde el año 2014 este espacio es financiado por la Provincia de Buenos Aires siendo formalmente una UDI: Unidad de Desarrollo Infantil.

Durante la semana y los fines de semana un nutrido grupo de voluntarias y voluntarios va a la Isla a compartir juegos, apoyo escolar, arte, excursiones, desayunos, almuerzos, meriendas, cariños y abrazos en los espacios llamados taller Popa, Conventi Yo creativo, Teatro, vóley y basquet con las Yegüitas K, apoyo escolar, pádel y actividades recreativas con las K irreversibles. Títeres, música, fotografía y guitarra entre otros es dictado por “punto cultural” de la Municipalidad de Avellaneda.

Cabe destacar que la Fundación también es sede del Proyecto Emaús de Cáritas Nacional que promueve la inclusión educativa de niños y jóvenes por medio del otorgamiento de becas que posibilitan la continuidad de la escolarización de los chicos de menores recursos y el acceso a los estudios terciarios y universitarios.

También se contempla la práctica del fútbol por el cambio social, el cual tiene un perfil muy particular ya que chicos y chicas juegan juntos, saben que lo importante no es ganar sino formar parte de un equipo y los partidos carecen de árbitros lo cual obliga a los propios jugadores a reflexionar sobre sus prácticas y ponerse de acuerdo sobre los fallos.

La Fundación apuesta a la educación abriendo sus puertas a la alfabetización por medio del Programa Yo si Puedo de la Municipalidad de Avellaneda, a la formación primaria de adultos, a la secundaria a través del FINES -Programa Nacional de Finalidad Educativa Secundaria- y por medio de la colaboración y el trabajo conjunto con el secundario de la Isla . También por medio de la realización de diversos talleres de oficios que intentan constituirse en caminos hacia una salida laboral. En años pasados hemos tenido también un terciario social gratuito con las carreras de Turismo sostenible y deporte, recreación y tiempo libre.

En el año 2013 se creó el “Hogar de María” para la Prevención y Tratamiento de las Adicciones (CPA) en convenio con la Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones de la Provincia de Buenos Aires y la colaboración del SEDRONAR. Dicho espacio cuenta actualmente con un departamento destinado a acompañar a jóvenes con problemas de adicciones.

Dado que el espacio físico escaseaba, se decidió la construcción del centro comunitario Lidia María sede de la Fundación (en un terreno donado por el Obispado de Avellaneda-Lanús) el cual fue inaugurado en mayo del 2014, en el mismo se desarrollan parte de las actividades mencionadas y es la sede administrativa.

Este año 2016 lamentablemente se tuvieron que abrir dos comedores que dan la cena diariamente a más de 300 personas. Previo a la cena fomentamos todo tipo de actividades recreativas y formativas. Esto es posible gracias al aporte de la Municipalidad de Avellaneda y muchos donantes particulares.

Trabajamos en conjunto con ATAJO y Microjusticia ofreciendo abogados a la comunidad y con la UBA odontología para el programa saludando de salud bucal para niños.

En esta etapa se encuentra la Fundación. Hay sueños y se van cumpliendo. Hay desafíos y se van superando. Frente a la estigmatización y la marginación en que se ha intentado sumir a la Isla Maciel durante décadas, la comunidad ha respondido siempre con trabajo serio y sistemático, con la potencia de lo creativo y la alegría de los esfuerzos y logros compartidos.

En una época de incertidumbre e incertezas globales, en la que mucha gente se pregunta por el sentido y la respuesta es el vacío, vale la pena recordar que hay miles de conciudadanos que aún no han logrado acceder a las condiciones sociales mínimas que les permitan vivir dignamente. ¿No es una oportunidad inmejorable de acercarse a ellos y construir colectivamente una sociedad más justa, solidaria y equitativa?

Cada día trae nuevos desafíos y nuevas esperanzas pues cómo decía el pelado Angelelli*, “hay que seguir andando no más”.

 

 

 

*Enrique Angelelli, Obispo de la Rioja fue asesinado el 4 de agosto de 1976 por la dictadura militar por su clara y profética opción por los pobres. Frente al dolor se su Pueblo afirmaba “Yo no puedo predicar la resignación”.

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